sábado, 30 de septiembre de 2017

Caminante no hay camino, se hace camino al andar

Por más consejos que te den, por más libros que leas, por más cursos que hagas, hay cosas que se aprenden mejor con la experiencia. Ser mamá, ser mamá azul y ser emprendedora son roles que se aprenden mejor con la experiencia.

Ser mamá es difícil. Un día me quedé sin bodys limpios porque Laura vomitó o se hizo pis en todos los bodys que le puse (en dos segundos se la desbordaba el pañal recién puesto). A uno incluso ni siquiera se lo terminé de abrochar y ya lo había vomitado. Estaba tan frustrada que me puse a llorar. 

Ser mamá azul es aún más difícil. Nada te prepara para que te digan que tu bebé tiene problemas y que no es como los demás chicos. Me sentí como si una bola de demolición me golpeara con fuerza. Me dejó rota por dentro y por fuera. 

Ser emprendedora es muy difícil. Tenés que cumplir las funciones de toda una empresa, desde el CEO hasta el encargado de limpieza, y no por falta de capacidad para delegar, sino porque no tenés plata para hacerlo. 

En ninguna de las tres circunstancias hay un camino marcado. Podés tener algunas ideas de lo que querés hacer, pero la vida te va llevando por otro lugar. Eso no significa que tenemos que renunciar a algo que deseamos sólo porque es complicado. Al finalizar nuestra vida vamos a lamentar más las cosas que dejamos de hacer por miedo que las cosas que hicimos. Así que, ajústense los cinturones, pónganse el casco y traten de disfrutar el viaje. Va a ser un paseo complicado y lleno de baches, pero va a valer la pena. 




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