sábado, 26 de noviembre de 2016

Lo pienso y no lo digo

- Tenés que organizarte mejor, es por el bienestar de tu hija. (Tenés razón, la próxima vez voy a tratar de enfermarme durante las vacaciones para no faltar a la reunión de padres de la escuela.)

- Si la nena no se duerme no le puedo hacer el estudio. (Mirá, es justamente por las alteraciones del sueño que la neuróloga me pide una polisomnografía. Si fuera fácil dormirla no estaríamos acá.)

- Acá hacemos la resonancia, pero no damos los turnos. Lo tenés que pedir por teléfono. (Muchas gracias por hacerme perder el tiempo.)

- ¿No la mandaste al jardín? Pero ella necesita ir. (¡Claro! La voy a llevar igual a pesar de la tos que tiene, y vamos a caminar 10 cuadras bajo la lluvia ¡Seguro que no le va a hacer mal!)

- No te puedo compensar la sesión de terapia que perdió. Si me hubieras avisado antes... (Si yo fuera Tormenta y controlara el clima, te hubiera avisado antes. O si fuera adivina, y supiera cuando el cielo se va a caer a pedazos, te hubiera avisado antes. Pero no soy ninguna de las dos.) 

- No podemos facturar menos, es por gastos administrativos. Además, la obra social tarda mucho en pagarnos. (¿Y eso justifica que le den tres sesiones de terapia por semana, pero a la obra social le facturen el doble? ¿Donde tenés el arma? Porque esto es un robo.)

- ¿Como vas a estar cansada si no trabajás? (¡Claro que no trabajo! Solamente llevo a la nena al jardín, la voy a buscar, hago el almuerzo, la llevo a terapia, volvemos de terapia, hago las compras, la baño, hago la cena, la acuesto a dormir, la llevo a la pediatra, la llevo a la neuróloga, voy a la obra social a autorizar las recetas, pago las cuentas, lavo la ropa, lavo los platos, y de vez en cuando todavía tengo la mala costumbre de querer comer, ducharme y dormir. ¡Pero no tengo que estar cansada porque NO TRABAJO!)

sábado, 19 de noviembre de 2016

Por que no disfrutar en donde quiera que estés

María Paula Kumert de Soy Pau sigue con la serie Lo que tu corazón desea, y en su entrada más reciente preguntó ¿Cómo querés pasar el tiempo? Yo me puse nostálgica. Le confesé que extraño mucho las ociosas tardes de verano que pasaba con mi amiga Barbara en el Parque Rivadavia. (Sí, ya sé, mis recuerdos parecen salidos de esta canción)


Pero después me acordé de otra canción. Lau va cambiando sus gustos en dibujos animados y hace poco tuvo un breve período en el que se volvió fan de la intro de Steven Universe. Al terminar esa fuimos escuchando otras canciones de la serie, y en algún momento apareció esta canción:  



Sólo con ver el video te das cuenta que Steven y sus amigos están varados por algún tiempo en lo que parece ser un isla, pero eso no impide que lo pasen bien (excepto por la parte del ataque del pez gigante).

No estoy diciendo que me gustaría irme a una isla desierta. Vi demasiados programas de supervivencia al desnudo y no es una experiencia por la que quisiera pasar. Lo que creo es que deberíamos adoptar esa filosofía si queremos ser/vivir más felices: tratemos de pasarlo bien en donde estemos. Pero siempre con sentido común, por favor. Con esto quiero decir, por ejemplo, no se pongan a contar chistes en un velorio, y no vayan a decir que yo les recomendé hacer eso.

Aunque la filosofía es buena, no estaba segura que esto fuera posible, así que les voy a contar lo que pasó el jueves. En el jardín de Lau tienen un ciclo de cine de animación no comercial una vez al mes.  El jueves les pasaban El libro de la vida (si no la vieron, es muy recomendable). Laura se la bancó un rato, pero a los 15 minutos se levantó y empezó a pararse frente a la pantalla. Traté de sentarla otra vez, se puso nerviosa, y empezó a tirarse al piso y hacer un berrinche. Yo también me puse nerviosa. La estábamos pasando mal las dos.

Hicieron una pausa para desayunar. Un compañero del jardín de Lau cumplía años y la madre había llevado chocotorta. Laura se calmó lo suficiente como para comer, y a mí también me dieron una porción. (Estaba riquísima! =P) Después continuamos el resto de la película en un aula al costado del cine. Ella se puso a jugar con bloques y miraba de reojo la película por un ventanal que nos permitía ver toda la pantalla. Los chicos pudieron ver la película tranquilos, Lau estaba tranquila, yo estaba tranquila. Comimos una rica torta y nos quedamos hasta el final de la película. Parece que a veces se puede pasarla bien en donde quiera que estés. 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Perros de asistencia

Desde que el ser humano domesticó al perro este se ha convertido en un compañero de vida y un aliado importante. Los perros poseen habilidades muy útiles e indispensables para ciertas tareas que no podríamos realizar tan bien sin ellos. 

  • Ayudan a encontrar personas extraviadas en derrumbes o aludes de nieve
  • Detectan drogas o explosivos
  • Colaboran con los bomberos en los rescates
  • Ayudan a atrapar o ahuyentar ladrones 
  • Sirven de guía a personas no videntes
En materia de discapacidad se ha avanzado mucho. Actualmente la ayuda de los perros de asistencia se han diversificado hacia otras discapacidades. Pueden ayudar a su compañero humano a prevenir ataques de epilepsia o bajas de glucosa en diabéticos.


Un poco de historia

Los perros han ocupado un lugar muy importante en la historia de la humanidad, esta es una historia conocida, pero ¿Dónde comenzó todo? 

La historia se va hasta hace 10.000 o 15.000 años atrás; al lobo. El lobo trabajaba en conjunto con el hombre. Ellos se encargaban de cuidar el alimento y provisiones de otros mamíferos depredadores, ponían orden en los rebaños y eran guardianes expertos de los campamentos; a cambio, el hombre los alimentaba.

No estamos seguros si el hombre vino al lobo o fue al revés; sea como sea ambos bandos aprovecharon la situación, el hombre utiliza al lobo cazando, cuidando y vigilante y el hombre lo alimentaba. Se conoce que los lobos son muy sociables, les gusta andar en grupo -en manada-, igual que al hombre; respetando jerarquía y siempre observando  que en la cabeza haya líderes.

Esta característica de tener un líder y respeto por las jerarquías es un elemento determinante porque facilitan tener un animal en casa y domesticarlo. Con el tiempo, el hombre observó las cualidades expansivas de dominio, control, inteligencia, habilidad  e incluso el aspecto afectivo. Este análisis lo llevó a exigirle más al lobo con respecto a comportamiento y aspecto. Y aquí se deriva en una especie que nace a partir de aspectos multifactoriales: el perro.

La historia marca distintas etapas en la vida de los canes; incluso en la Edad Media se convirtió en un símbolo de estatus social, proporcionando cierto prestigio al hombre. Es esta época que las razas caninas comenzaron a ser variadas y la crianza comenzó a especializarse por aspecto, comportamiento, función zootécnica y  cualidades intrínsecas que los llevan a tener una relación afectiva con los humanos.

Para el mundo de los perros, ayudar y colaborar es parte de su ADN, comprobada la teoría que descienden del lobo gris, podemos ir descubriendo de qué manera el perro tiene disposición a cooperar entre ellos y luego con el humano.

Primeras experiencias con perros de asistencia en TEA

El primer can entregado a un niño autista fue en Canadá en 1996, por el National Service Dogs. Al principio, esta asociación entrenó a los perros para ayudar a los pequeños a “integrarse mejor a la sociedad, reducirles las conductas de fuga y mejorar la calidad de vida de la familia”. Estos acompañantes actúan como agentes movilizadores: refuerzan la conducta, catalizan las emociones y ayudan a fomentar la socialización, la atención, concentración y la autoestima.

Estos factores están documentados y confirmados por distintos científicos, como el estudio publicado en la revista Plos One Por Marguerite E O´Haire y sus colegas de la Universidad de Queensland, Australia en que afirman que  la “presencia de un animal puede aumentar significativamente las conductas sociales positivas en los niños con trastornos del Espectro del Autismo” (TEA). De acuerdo al mundo científico, los principales beneficios de contar con un can para el tratamiento de TEA, son:

Disminución/reducción de conductas de fuga: Al tener un anclaje, por medio de un arnés, la posibilidad de querer correr disminuye debido a que el compañero de cuatro patas no reaccionará sólo hasta que reciba la orden.

Reducción de conductas estereotipadas: En este punto, (Burch 2003) comenta: “Los pacientes con esterotipias como el balanceo, aleteo de las manos o que hacen ruidos, pueden mostrar menos conductas de falta de adaptación en presencia de un animal”.

Ayudan a tolerar los tiempos de espera y aumenta la tolerancia a la frustración: La presencia del perro ayuda a que el niño frene su deseo a realizar acciones impulsivas o inmediatas.

Aumentan la interacción social y habilidades sociales: Debido a la compañía del can, la percepción del mundo social impacta de manera distinta en la vida del pequeño; conteniendo algunas muestras que detonen un comportamiento debido derivado del TEA como querer huir o algún ataque.

Incrementan la atención y concentración; aumenta el contacto visual y la comunicación verbal y no verbal: Ayuda a que exista más atención y concentración en movimientos, expresión del cuerpo y señales que el mismo can detecta y le envía a su compañero.

Es interesante observar que estos beneficios se derivan de la actitud de apoyo y lealtad que los perros han mostrado a lo largo de la historia.  El hombre, siempre buscador encontró importantes claves para lograr una interacción más profunda con estos animales. Pareciera que entre los caninos “el hoy por ti y mañana por mí” se debe  a un mandato genético de supervivencia y adaptación que los coloca en un lugar importante y muy relevante para la sociedad.

Podríamos decir que estos grandes compañeros son una extensión de nosotros mismos cuando no logramos encontrar cabida y ellos llegan para abrir posibilidades de interacción, concentración y aclimatación emocional y social.

La Fundación Bocalán entrena y entrega perros entrenados para asistir a su compañero humano con la finalidad de mejorar su calidad de vida. Estos perros tienen una pechera de color que ayuda a identificarlos. Si ves un perro con una pechera de color:

  • NO lo distraigas
  • NO lo llames
  • NO lo acaricies
  • Es un perro de asistencia, y está trabajando

Guiness trabajando en los semáforos

En este contexto, podemos decir que los perros de asistencia son encantadores cómplices,  se transforman en una prolongación del niño, se traducen en parte de su pulso y reflejan el monitoreo constante que a su compañero de vida le dan. Este vínculo se afianza con el tiempo y da frutos importantes para una manera de apoyar al paciente y a su familia.

Reflexión

Trasciende recalcar que aunque los perros no posean un lenguaje tan complejo como el humano, su capacidad e inteligencia a la hora de comunicarse y cooperar es maravillosa y su nobleza hacia los humanos no tiene límites. De esta manera es como los debiéramos recordar, mencionar y valorar.

Este post lo escribí en colaboración con Angélica Cervantes, de Bienestar Animal. En su blog habla de la importancia de la comunicación con la naturaleza, los animales y su entorno. A veces nos olvidamos que nosotros también formamos parte de ese mundo, perdemos esa conexión, y Angelica nos ayuda a recuperarla. Está dedicado a todas las criaturas Azules, y a los compañeros cuatro patas que dedican su vida al servicio y compañía de estos pequeños y de sus familias.

Para seguir leyendo
Fotos: Miguel Angel Signes Llopis

sábado, 5 de noviembre de 2016

Entrenamiento de combate

Ser mamá azul (o de otro color) requiere de mucho entrenamiento. Entrenamiento de:
  • Soldado
  • Karateka
  • Ninja
  • Jedi
Si sumamos todo eso, creo que lo más parecido que hay es Batman. O Sarah Connor. Estas son algunas de las habilidades que desarrollamos las madres azules (y de otro colores):



  • Somos expertas en combate cuerpo a cuerpo.Es indispensable para vestir al peque, cambiarle los pañales, bañarlo, lavarle los dientes o cortarle las uñas (cortar las uñas a un niño con TEA es toda una odisea).
  • Somos expertas en química. Pregunten a las mamás que deben lidiar con alergias alimentarias, son una combinación de Dr. House con Walter White.
  • Somos maestras del disfraz y camuflage. Cuando tratás de combinar la ropa que te queda limpia, con algo que no esté roto o descosido, o con algo que no le faltan botones, y que además te entre (no voy a entrar en detalles de las luchas con los talles de los pantalones).
  • Tenemos disciplina militar. El horario de las siesta es una hora de reloj, si o si. Si se pasa aunque sea 10 o 15 minutos, sé que lo voy a lamentar cuando sean las dos de la mañana, y la peque aún esté despierta como si se hubiese tomado una docena de Red Bull.
  • Sabemos responder ante situaciones de peligro y estrés, y estamos evaluando imprevistos continuamente. Si alguien pudiera ver con mis ojos notaría que he desarrollado una mira similar a la de Terminator. Mi hija no tiene noción del peligro, por eso yo tengo desarrollado un radar hipersensible.

  • Tenemos muy desarrollada la capacidad para superar circunstancias traumáticas (resiliencia).
  • Estamos naturalmente entrenadas para entender gestos, señales, miradas, monosílabos. Aprender un código nuevo sería un juego para nosotras. 
  • Tenemos los sentidos mucho más desarrollados.
  • Sabemos mejor que nadie donde conseguir suministros. Comida, bebida, medicamentos. Lo que haga falta, una madre azul lo consigue.
  • Desarrollamos un GPS para encontrar y recordar donde hay baños que se puedan usar. Mc Donalds sí. Burguer sí. Starbucks sí. Estaciones de servicio NO (sólo en caso de extrema urgencia, suelen estar MUY sucios).
Creo que si hubiera un apocalipsis zombie, las madres azules (y de otros colores) seríamos las mejor preparadas. Y si no hubiera ningún apocalipsis, sabemos que todo ese entrenamiento sirve para darle una mejor calidad de vida a nuestros hijos.