sábado, 31 de diciembre de 2016

Eventos Importantes

Hay dos momentos de mi vida a los que les dediqué una sólida planificación: cuando me casé y cuando me quedé embarazada. 

Un casamiento requiere mucha planificación. Yo hasta hice un breve curso de wedding planner, y entrevisté a algunas wedding planners que me dieron varios consejos que me resultaron muy útiles.

Durante el embarazo no sólo no me molestó hacerme estudios a cada rato, sino que incluso los disfrutaba. Llegué a hacerme casi una ecografía por mes. Supongo que por ansiedad de madre primeriza. 

Los eventos especiales de la vida se planifican para que salgan lo mejor posible. Entonces ¿Por qué no hacemos lo mismo con el resto de nuestra vida? Una adecuada planificación seguida de las acciones correctas nos ayudarán a alcanzar los objetivos que deseamos para el año próximo. Hagamos que cada día sea un evento importante. Hagamos que nuestra vida sea importante. ¡Felíz 2017!




sábado, 24 de diciembre de 2016

13 Motivos por los que odio las fiestas

1. La hipocresía de la gente. Enfrentémonos a la verdad de una vez por todas: todo el mundo las odia, pero nadie lo quiere admitir. Es igual que el cuento del rey desnudo, todo el mundo lo piensa, pero nadie lo quiere decir para no quedar mal.

2. La obligación de celebrar. Si decís que no estás de humor para celebrar por el motivo que fuera, sos el grinch de las fiestas. No entiendo la razón de tener que estar contento sin motivo.

3. La desorganización crónica. No hay manera de ponerse de acuerdo con tus familiares sobre dónde las van a pasar y con quién, y que todos queden satisfechos. Después estas obligado a brindar y festejar con la mismas personas con las que antes discutiste. Es completamente ridículo. 

4. La pelea de todos los años con tu pareja. Motivos hay muchos, pero el principal siempre va a ser donde se pasa cada fiesta y con quién. Después te podes pelear por quién se ocupa de comprar los regalos, quién gastó más plata, quién no cumplió con todo a tiempo, etc. Motivos para pelearse sobran, en cambio motivos para festejar, sólo porque te obligan. 

5. El consumo desmedido. Cada año tenés que gastarte el aguinaldo (los que lo tienen) y parte del sueldo en comida y regalos. Después quedás en números rojos, y ni siquiera por algo que disfrutaste. 

6. El trabajo que da. ¿A quién le puede gustar correr de un negocio a otro entre el mar de gente que te golpea con sus bolsas y paquetes, y a 35 grados? ¡Y encima después tenés que ir a cocinar con esos 35 grados, pero esta vez con las hornallas y el horno prendido! Si me gustara traspirar a propósito haría aerobics o bikram yoga. 

7. La comida incomible. Tenés para elegir: el pan dulce lleno de frutas abrillantadas (que nadie quiere comer), las almendras con chocolate (que se derriten antes de que puedas probarlas), o esos turrones horrendos (que quedarán de adorno en la puerta de la heladera hasta que se conviertan en piedra). 

8. La decoración espantosa. Lo bueno es que sólo se usa una vez al año. Lo malo es que se usa más de un mes seguido (¡Y nunca falta el desubicado que deja la decoración navideña hasta abril!). 

9. La exacerbación religiosa. Si declarás que sos ateo, judío, musulmán, pastafario o de cualquier religión que no celebre las malditas fiestas, te miran como si les hubieras dicho que te gusta sacrificar vírgenes (o cabras a falta de ellas) sobre un altar invocando a Belcebú. 

10. Los accidentes que se podrían evitar. Y eso incluye a los imbéciles que salen a manejar borrachos, los idiotas que meten manos y ojos cerca de pirotecnia de dudosa procedencia, y los despistados que se rompen dientes por tratar de comer esos turrones de piedra (que anda saber hace cuanto tiempo que están en la heladera). 

11. Los espantosos programas navideños. Como si la televisión no fuera de por si una bazofia, te enchufan estas películas horrorosas que nadie quiere tragarse: Mi pobre angelito, El regalo perfecto (debe ser la película que más odio de Schwarzenegger) o Los fantasmas de Navidad atacan a Bill Murray. 

12. Las costumbres extranjeras. ¿Por qué los obligan a esos pobres tipos a disfrazarse de Papá Noel a 35 grados? ¿Por qué comemos comidas que son más propias del invierno que de nuestro verano? ¿Por qué copiamos costumbres que acá no tienen sentido? 

13. La maldita pirotecnia. Cuando era chica la disfrutaba. Ahora sé que hace sufrir a chicos y adultos con autismo, y también a los animales. Y encima muchos terminan con quemaduras serias y peligrosas por comprar pirotecnia ilegal o por no saber manejarla con responsabilidad. 

Si tuviera plata durante las fiestas haría un crucero por el caribe. Como no tengo, me conformaría como poder pasarlas en el sofá de mi casa, en pijama, comiendo hamburguesas con papas fritas, viendo un maratón de TruTV, con el ventilador al mango. No tengo nada en contra de ver a mi familia. Que vengan con bebidas frías y les hago un lugarcito en el sofá. Pero más de eso no me pidan, estamos en diciembre, y hace demasiado calor para festejar de otra manera. 



sábado, 17 de diciembre de 2016

En el lugar del otro

El 14 de Diciembre salió una nota en el Clarín sobre como la pirotecnia afecta a las personas con autismo. Los comentarios a esa nota me dan mucha bronca, rabia, dolor, impotencia. La mayoría respondió que piensan tirar todos los petardos que puedan comprar, y "que los autistas se jodan, porque sólo son dos veces al año". No puedo creer el nivel de egoísmo e inmadurez que muestran esas respuestas. Esta sociedad no quiere ver ni oír a los discapacitados, no quiere ni saber que existen. 

Una tarde yendo al centro de terapia de Laura me peleé con dos personas, con los dos por el mismo motivo. Los dos estacionaron su auto tapando la rampa de discapacitados. Los dos me dieron una excusa tonta y poco creíble. Ninguno sacó su auto de ese lugar. Yo no necesito la rampa, pero si otra persona la necesita, no la puede usar, porque ninguno pensó en las necesidades de los demás. Me duele que la gente sea tan egoísta, que nadie tenga un poco de empatía por las necesidades del otro, sobre todo si son diferentes a las suyas. 

Imagínense que una de esas personas defensoras de la pirotecnia se quema con un petardo. Va corriendo a la guardia del Hospital de Quemados. Y resulta que en la guardia no hay ningún médico atendiendo, sólo una recepcionista que no desea estar ahí, pero no le queda otra.
  
- Necesito que me atiendan!- exige esa persona. 
- Los doctores están brindando, va a tener que esperar- le responde la recepcionista.
- ¿Pero no deberían estar atendiendo? -se indigna.
- Ellos también tiene derecho a festejar, las fiestas son sólo dos veces al año.
- ¡PERO YO NECESITO QUE ME ATIENDAN! - ya grita el defensor de la pirotecnia. 
- Que mal, bueno,  jorobese. 

Es obvio que nadie le respondería así, pero es para que se den cuenta que feo es estar del otro lado, y que usen tus mismos argumentos en tu contra. Tendríamos que acostumbrarnos a pensar un poco más en el otro. Porque si hoy no te importa lo que el otro necesita, un día el otro vas a ser vos, vas a necesitar a alguien, y no le vas a importar a nadie. 

Actualización del 25 de Diciembre 
Esta noticia sale cada año después de las fiestas, cuenta el número de heridos por pirotecnia atendidos en hospitales públicos. Esto se podría evitar, con un poco de sentido común, pero la gente que maneja mal la pirotecnia evidentemente no lo tiene. 
Más de 80 heridos por uso de pirotecnia y descorches en Buenos Aires

sábado, 3 de diciembre de 2016

Budín de Nueces

Ya estamos en Diciembre, y cuando nos queramos acordar vamos a tener las fiestas a la vuelta de la esquina. Este año Angélica Berríos de Bizcochos y Sancochos nos invitó a varias blogeras amantes de la cocina a un Parrandón navideño para compartir recetas. Yo elegí este budín de nueces de Blanca Cotta porque es el favorito de mi esposo. 

Ingredientes
  • 125 g de manteca
  • 100 g de harina 0000
  • 150 g de azúcar
  • 200 g de nueces peladas
  • 4 huevos 
  • Un chorrito de esencia de vainilla
  • Una cucharita de polvo para hornear
Preparación

Prender el horno para mantenerlo caliente. Triturar en una procesadora la manteca cortada en trozos, la harina, el azúcar y el polvo de hornear. Pasar a un bol. Triturar las nueces  dejándolas gruesas, agregar al bol donde están los otros ingredientes. Agregar la esencia de vainilla y los huevos. Mezclar suavemente hasta que todo esté unido. Pasar a un molde de budín inglés enmantecado y enharinado, y cocinar a 200 grados entre 45 minutos y una hora. Estará listo cuando al pincharlo con un palito tipo brochete salga completamente seco. Desmoldar y dejar enfriar antes de servir. Esta receta es riquísima, espero que la disfruten tanto como yo.