Hoy Laura empezó su primer día de clases en segundo grado. Me pone muy contenta verla en la escuela, en el aula con sus compañeros, aprendiendo un poco cada día y superando barreras y obstáculos, algunos con la ayuda de sus docentes, de sus terapeutas, de nuestra familia, y otros sola, por su propio esfuerzo. Me encanta que en su tiempo libre disfrute dibujar, escribir y practicar canciones en su órgano.
Hoy también salió una nota en el diario La Nación sobre la inclusión escolar de los chicos con discapacidad a las aulas. Habla sobre el derecho a la educación inclusiva, que se encuentra contemplado en el artículo 24 de la Convención Internacional de los derechos de las personas con Discapacidad. También habla de algunos de los obstáculos que nos ponen en algunas escuelas cuando buscamos una vacante para nuestros hijos con CUD.
Lástima que en la nota no habla del rechazo y la discriminación de la sociedad hacia las personas con discapacidad, ya sean adultos o niños. Los comentarios de esa nota son horrendos. La mayoría dice que "estos chicos" estarían mejor en una escuela especial, que en una escuela común no tiene nada que hacer, y que van a retrasar a los demás. (¡Como si la educación fuese una carrera!)
Me duele mucho tener que leer en tan pocas líneas tanta ignorancia, crueldad y discriminación. Y lo más triste es que esos prejuicios son transmitidos de padres a hijos como un virus. Si queremos una sociedad más justa e inclusiva, necesitamos que la gente empiece a deshacerse de esos prejuicios que nacen de la ignorancia y de una forma de pensar completamente arcaica.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.