Hay un cuento de Cortazar en el cual una familia decide inventar una complicada red de mentiras para no darle malas noticias a la madre enferma. Son tantas las mentiras que inventan, tan elaboradas y complicadas, tanta la complicidad entre todos los miembros de la familia, que sin darse cuenta terminan convencidos de que todo lo que inventaron es verdad. El título se refiere a la salud física de los miembros de la familia que terminan mentalmente enfermos al no distinguir la realidad de las mentiras que ellos mismos inventaron.
Esta introducción literaria es necesaria para entender lo que quiero contar. Yo lo llamaría La ecolalia de los neurotípicos. La ecolalia es una alteración del lenguaje en la cual el sujeto repite lo que oye sin poder lograr una comunicación satisfactoria con otra persona. La ecolalia es una de las características que puede presentar una persona con autismo. Pero hace un tiempo estoy notando que las personas que no tienen autismo (o sea, neurotípicos) también tienen ecolalia. Hay personas a las que les expliqué en varias oportunidades que es el autismo y cuales son sus características, y aún así, cada vez que me ven me hacen las mismas preguntas:
Por qué llora, grita y se tira al piso?
Por qué aún usa chupete/pañales?
Por qué está haciendo un escándalo?
Por qué se golpea la cabeza?
Por qué tiene problemas para dormir?
Porque tiene autismo, y lo saben.
No me obliguen a repetirlo cada vez que nos vemos.
La primera vez que lo digo estoy informando, la segunda te lo estoy recordando, para la tercera vez que tengo que explicarlo ya no tengo paciencia. Para los neurotípicos con ecolalia y mala memoria no tengo paciencia.
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