¿Alguna vez tuvo la mala suerte de toparse con una cavernícola como esta que debe pensar que la discapacidad es contagiosa? ¿Se quedó en shock y no supo como reaccionar? ¡No se preocupe! Aquí le mostramos algunas reacciones y respuestas válidas para una situación como esta.
Con tristeza: ¿¿¿Como podés decir algo así??? (Llanto)
Con ira: ¿Por qué no te tomás unas vacaciones donde el diablo perdió el poncho? (Y de paso, ¡quedáte a vivir allá!)
Con altura y elegancia: Sos una personita triste y patética, y me das lástima.
Con sentido de justicia: Te voy a denunciar al Inadi.
Con análisis: Me pregunto cuál es el sentimiento que reprimís que te lleva a actuar de esa forma.
Con religión: Tus palabras hacen llorar al niño Jesús.
Con frases grasas: A la gilada ni cabida, yo la miro desde arriba.
Con empatía por un tercero: Pobre de tu hija si tiene una madre como vos.
Con curiosidad: ¿A vos te tiraron de la cuna de chiquita o siempre fuiste así?
Con una sugerencia: ¿Nunca pensaste donar tu cerebro a la ciencia para que averigüen como se puede ser tan idiota?
Lamentablemente, las mamás azules (y de otro colores) tenemos muchas posibilidades de cruzarnos con gente mala, desagradable y maleducada. Ya escribí sobre una situación similar a esta antes. Y lo hice con toda la seriedad que este tipo de cosas se merece. Pero yo no voy a vivir seria y amargada por gente que no se merece ni mi tiempo ni mi energía. En especial porque todo eso las mamás azules lo guardamos para nuestros hijos.
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